domingo, 11 de septiembre de 2011

Hoy es uno de esos días donde me gustaría que alguien toque el timbre de mi casa para venir a verme, pero eso jamás va a pasar.
Me hace pensar en cuando salía del colegio y esperaba que hubiese alguien en la puerta. No, nunca iba a pasar pero siempre tenía esa esperanza cuando se acercaba la última hora. O a la mañana, ponele que eran las siete pasadas, llegaba extremadamente temprano al colegio y en invierno, un bajón, como para no querer ponerte a llorar mientras viajaba o en el transcurso de las cuadras que tenía que caminar porque claramente, el colectivo no me dejaba en la puerta. Sin embargo, no sé cómo hacia, para encajarme una sonrisa, saludar, sacar tema de conversación porque así de buena onda tenía que ser yo, siempre para todos nadie para mí, so fucking nice. Cuantas cosas me trague, cuanta basura me banque sola, pago $110 por semana que una mina me hable de cosas irrelevantes y vengo acá y escribo for free lo que necesito "sacarme".
Y vos, sí, vos, me vas a matar, sabelo, pero te amo y me gusta correr el riesgo.




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