martes, 17 de enero de 2012

A nadie le importa cómo te sentís.

Lamento informarte que es así.
Dormís cada vez peor, aunque te despiertes a las 6 de la mañana preferís seguir dando vueltas en la cama, escondiéndote debajo de las sábanas por el miedo que te provocan tus propios fantasmas. Cada tanto prendés la televisión porque la computadora ya te aburre y, a veces, algunas cosas te hacen mal (el problema del juego de la red social). El otro día tuviste la suerte de encontrar una película que llamó tu atención, pero quizás mañana eso no pase y empieces a mirar el techo, imaginando un mundo mejor.
Haces lo posible para no desayunar y si pudieses, harías lo posible para no comer nada en todo el día pero tu conciencia te lo repite una y otra vez "eso esta mal, te hace mal".
Preguntas que pasa esta noche, a dónde salir, con quién estar, porque estar sola no te hace bien y esta vez, por lo menos, intentás salir de tu círculo vicioso, ya te hartaste de hacer lo mismo una y otra vez y no avanzar. Si esperas a que alguien le importe cómo te sentís, es porque vos no querés hacer nada para remediar tu situación.

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