Siento que es necesario hacer un balance, ajustar las cuentas, decir que no fue el mejor año pero tampoco el peor.
Peleas, rupturas, llantos, horas de estar sentado mirando a la nada misma y, a veces, pensando demasiado, extrañándote demasiado. No me voy a olvidar de los días que sentí que ya no importaba nada y pensaba en vos y eso me daba fuerzas, vos, diciéndome que siempre hay razones para estar bien, siempre podes encontrar algo por lo cual estar bien.
Hay cosas que a todos nos hicieron felices, como esos días que nos quedábamos hasta el amanecer y volvíamos a nuestras casas con las calles vacías, los cigarrillos en el balcón, las charlas-debates que terminaban en delirios, los abrazos que te quitan el aliento, los besos en la frente...no es como si no vaya a extrañarte, no es como si no nos volviésemos a ver, eventualmente, en la calle, en el bar, en la plaza, en la estación, en puerto, en los bosques, en los shoppings abarrotados de gente, siempre nos volveremos a ver.
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