Y pensaba que esto iba a frenar, pero cada vez se hacía más y más fuerte.
Ocultaba todo bajo el sarcasmo, bajo las risas, bajo los chistes que no siempre tenían gracia y a veces lastimaban.
No podía saberse, se mordía la lengua cuando quería contarlo. Lo tenía en el borde, en ese borde abismal que haría que todo cambiase.
Así que calló ese sentimiento y simplemente siguió con sus chistes que no siempre tenían gracias, sus risas y su sarcasmo, pensando en que no se había dado cuenta.